Comentario
Cómo estando los dos hermanos en Tampu Quiru vieron salir con alas de pluma al que habían con engaño metido en la cueva, el cual les dijo que fuesen a fundar la gran ciudad del Cuzco; y cómo partieron de Tampu Quiru.
Prosiguiendo la relación que yo tomé en el Cuzco, dicen los orejones que, después de haber asentado en Tampu Quiru los dos Incas, sin se pasar muchos días, descuidados ya de más ver [a] Ayar Cachi, lo vieron venir por el ayre con alas grandes de pluma pintadas. Y ellos, con gran temor que su visita les causó, quisieron huir; más él les quitó presto aquel pavor, diciéndoles: "No temáis ni os acongojéis, que yo no vengo sino porque comience a ser conocido el imperio de los Incas; por tanto, dejad, dejad esa población que hecho habéis y andad más abajo hasta que veáis un valle, adonde luego fundad el Cuzco, ques lo que ha de valer; porquestos son arrabales, y de poca importancia, y aquella será la ciudad grande, donde el templo suntuoso se ha de edificar y ser tan servido, honrado y frecuentado, quel sol sea el más alabado; y porque yo siempre tengo de rogar a Dios por vosotros y ser parte para que con brevedad alcancéis gran señorío, en un cerro questá cerca de aquí me quedaré de la forma y manera que me veis, y será para siempre por vos y vuestros descendientes santificado y adorado y llamarle héis Guanacaure; y en pago de las buenas obras que de mí habéis recibido, os ruego para siempre me adoréis por Dios y en él me hagáis altares, donde sean hechos los sacrificios; y haciendo vosotros esto, seréis en la guerra por mí ayudados; y la señal que de aquí adelante ternéis para ser estimados, honrados y temidos, será horadaros las orejas de la manera que agora me veréis". Y así, luego, dicho esto, dicen que les pareció verlo con unas orejas de oro, el redondo del cual era como un geme.
Los hermanos, espantados de lo que vían, estaban como mudos, sin hablar; y al fin, pasada la turbación respondieron que eran contentos de hacer lo que mandaba, y luego a toda prisa se fueron al cerro que llaman de Guanacaure, al cual desde entonces hasta ora tuvieron por sagrado; y en lo más alto dél volvieron a ver [a] Ayar Cachi --que sin dubda debió de ser algún demonio, si esto que cuentan en algo es verdad, y, permitiéndolo Dios, debajo destas falsas apariencias les hacía entender su deseo, quera que le adorasen y sacrificasen, ques lo quél más procura--; y les tornó a hablar, diciéndoles que convenía que tomasen la bolrra o corona del imperio los que habían de ser soberanos señores y que supiesen cómo en tal acto se ha de hacer para los mancebos ser armados caballeros y ser tenidos por nobles. Los hermanos respondiéronle que ya habían primero dicho que en todo su mandato se cumpliría y en señal de obediencia, juntas las manos y las cabezas inclinadas, le hicieron la mocha, o reverencia para que mejor se entienda; y porque los orejones afirman que de aquí les quedó el tomar de la bolrra y el ser armados caballeros, pornélo en este lugar y servirá para no tener necesidad de lo tomar en lo de adelante a reiterar; y puédese tener por historia gustosa y muy cierta, por cuanto en el Cuzco Manco Inca tomó la bolrra o corona suprema y hay vivos muchos españoles que se hallaron presentes a esta cirimonia e yo lo he oído a muchos dellos. Es verdad que los indios dicen también quen tiempo de los reyes pasados se hacía con más solenidad y preparamientos y juntas las gentes y riquezas tan grandes que no se puede inumerar.
Según parece, estos señores ordenaron esta orden para que se tomase la bolrra o corona y dicen que Ayar Cachi en el mismo cerro de Guanacaure se vistió de aquesta suerte: el que había de ser Inca se vistía en un día de una camisola negra, sin collar, de unas pinturas coloradas; y en la cabeza con una trenza leonada se ha de dar ciertas vueltas y cubierto con una manta larga leonada ha de salir de su aposento e ir al campo a cojer un hace de Paja y ha de tardar todo el día en traerlo sin comer ni beber, porque ha de ayunar, y la madre y hermanas del que fuere Inca han de quedar hilando con tanta priesa, que en aquel propio día se han de hilar y tejer cuatro vestidos para el mesmo negocio y han de ayunar sin comer ni beber las que en esta obra estuvieren. El uno destos vestidos ha de ser la camiseta leonada y la manta blanca y el otro ha de ser azul con flocaduras y cordones. Estos vestidos se ha de poner el que fuere Inca y ha de ayunar el tiempo establecido, que es un mes, y a este ayuno llaman zaziy, el cual se hace en un aposento del palacio real sin ver lumbre ni tener ayuntamiento con muger; y estos días del ayuno las señoras de su linage han de tener muy gran cuidado en hacer con sus propias manos mucha cantidad de su chicha, ques vino hecho de maíz, y han de andar vestidos ricamente. Después de haber pasado el tiempo del ayuno sale el que ha de ser señor, llevando en sus manos una alabarda de plata y de oro, y va a casa de algún pariente anciano a donde le han de ser tresquilados los cabellos; y vestido una de aquellas ropas salen del Cuzco, a donde se hace esta fiesta, y van al cerro de Guanacuare, donde decimos questaban los hermanos, y hechas algunas cirimonias y sacrificios se vuelven a donde está aparejado el vino, donde lo beben; y luego sale el Inca a un cerro nombrado Anaguar y desde el principio del va corriendo, porque vean cómo es ligero y será valiente en la guerra, y luego baja dél trayendo un poco de lana atado a una alabarda, en señal que cuando anduviere peleando con sus enemigos ha de procurar de traer los cabellos y cabeza dellos. Hecho esto iban al mesmo cerro de Guanacaure a cojer paja muy derecha, y el que había de ser rey tenía un manojo grande della de oro, muy delgada y pareja, y con ella iba a otro cerro llamado Yahuira, a donde se vestía otra de las ropas ya dichas y en la cabeza se ponía unas trenzas o llautu que llaman pillaca, ques como corona, debajo del cual colgaban unas orejas de oro, y encima se ponía un bonete de plumas cosido como diadema, que ellos llaman puruchuco y en la alabarda ataban una cinta de oro larga que llegaba hasta el suelo, y en los pechos llevaba puesta una luna de oro; y desta suerte, en presencia de todos los que allí se hallaban, mataba una oveja cuya sangre y carne repartían entre todos los más principales para que cruda la comiesen; en lo cual significaban que, si no fuesen valientes, que sus enemigos comerían sus carnes de la suerte que ellos habían comido la de la oveja que se mató. Y allí hacían juramento solene a su usanza, por el sol, de sustentar la orden de caballería y por la defensa del Cuzco morir, si necesario fuese; y luego les abrían las orejas, poniéndolas tan grandes que tiene un geme cada una dellas en redondo; y hecho esto, pónense unas cabezas de leones fieros y vuelven con gran estruendo a la plaza del Cuzco, y en donde estaba una gran maroma de oro que la cercaba toda, sosteniéndose en horcones de plata y de oro: en el comedio desta plaza bailaban y hacían grandísimas fiestas a su modo y andaban los que habían de ser caballeros cubiertos con las cabezas de leones que tengo dicho, para dar a entender que serían valientes y fieros como lo son aquellos animales. Dando fin a estos bailes, quedan armados caballeros y son llamados orejones y tienen sus privilegios y gozan de grandes libertades y son dignos, si los eligen, de tomar la corona, ques la borla; la cual cuando se da al señor que lo ha de ser del imperio, se hacen mayores fiestas y se junta gran número de gente, y el que ha de ser emperador ha primero de tomar a su misma hermana por muger, porquel estado real no suceda en linaje bajo, y hace el zaziy grande, ques el ayuno. Y en el inter que estas cosas pasan, porque estando el Señor ocupado en los sacrificios y ayunos no sale a entender en los negocios privados y de gobernación, era ley entre los Incas que cuando alguno fallescía o se daba a otro la corona o borla, que pudiese señalar uno de los principales varones del pueblo y que tuviese maduro consejo y gran autoridad, para que gobernase todo el imperio de los Incas, como el mesmo señor, durante aquellos días; y a éste tal le era permitido tener guarda y hablalle con reverencia. Y hecho esto, y recibidas las bendiciones en el templo de Curicancha, recibe la borla, que era grande y salía del llautu que tenía en la cabeza cubriéndole hasta caer encima de los ojos, y éste era tenido y reverenciado por soberano. Y a las fiestas se hallaban los principales señores que había en más de cinco lenguas quellos mandaron y parescía en el Cuzco grandísima riqueza de oro y plata y pedrería y plumajes cercándole toda la gran maroma de oro, y la admirable figura del sol, que era todo de tanta grandeza que pesaba, a lo que afirman por cierto los indios, más de cuatro mill quintales de oro; y si no se daba la borla en el Cuzco tenían al que se llamaba Inca por cosa de burla, sin tener su señorío por cierto; y así, Atahuallpa no es contado por rey, aunque como fue de tanto valor y mató tanta gente por temor fue obedecido de muchas naciones.
Volviendo a los questaban en el cerro de Guanacaure, después que Ayar Cachi les hobo dicho de la manera que habían de tener para ser armados caballeros, Manco, le dijo que se fuese con las dos mugeres al valle que dicho le había, a donde luego fundase el Cuzco, sin olvidar de venir [a] hacer sacrificios [a] aquel lugar, como primero rogado le habían; y que como esto hobiese dicho, así él como el otro hermano se convirtieron en dos figuras de piedras, que demostraban tener talles de hombres, lo cual visto por Ayar Manco, tomando sus mugeres vino a donde agora es el Cuzco a fundar la ciudad, nombrándose y llamándose dende adelante Manco Capac, que quiere decir rey y señor rico.